Crónica
Pasando por la Av. Arequipa antes llamada Leguía, ingreso al Cercado de Lima, esa Lima llamada la Lima cuadrada, la horrible o la del cielo de panza de burro.
Esa lima colonial, ciudad de reyes donde se adorno con sus tapadas, sus faroles, puentes, balcones, iglesias, plazas y mercados.
La Lima de casonas en ruinas y callejones de un solo caño que el INC ha declarado patrimonios de antaño que se van degradando cada año.
En barrios altos se guarda la tradición “criolla” entre boleros y vals amenizado por la guitarra y el cajón formando la jarana. Se encuentra la diversidad de culturas y la tradición.
Donde la juventud se derrumba al pie de la droga y el vandalismo cayendo en abismo. Alcohólicos por doquier bebiendo tragos cortos los cuales dañan sus cerebros con el alcohol metílico.
Formando un cielo plomo, la contaminación pone sus paredes grises para los vecinos sin días felices. El claxon de los buses perturban las calles.
En la noche iluminada por el neón, viendo a los cafichos pregonando doble show a sol. Las prostitutas abundan en las calles, abriendo las piernas por unos cuantos So (s/.) para poder llevar un pan a la meza. Niñas recorren las esquinas con carteras y tacones vendiendo vaginas donde el sida germina. A la otra acera travestís visten con pelucas y terciopelo.
Cada media cuadra, las iglesias alumbran las ideas eclesiásticas con la misa dominical de las ocho. Donde se encuentra la religión y el turrón con San Martín y el cristo moreno.
Los niños no reciben una educación con conciencia, la ignorancia se come a nuestra sociedad, aquí si tienes moral es cosa seria, lima destruida por promesas gobernantes.
Para poder sobrevivir se recurre a la informalidad en negocios en esta selva de cemento.
Solo le quedo a este limeño observar las callejuelas de su ciudad destruida. Donde abunda el odio por necesidad sin ninguna oportunidad con puertas abiertas a la mediocridad con una falsa idiosincrasia de patriotismo. Esto no es maldad sino reflexión de esta ciudad donde políticos y ciudadanos viven en derroteros distintos como una guerra interna.